lunes, 12 de octubre de 2009

El por qué de Pilates a los 30

Siempre me pregunté por qué muchas (demasiadas) treintañeras se fanatizaban con pilates. La realidad es que sólo pude comprenderlo cuando pasé por esa experiencia, bah esas experiencias – cumplir 30 e ir a pilates.

Si buscan pilates en internet, les van a informar que es un sistema de entrenamiento físico y mental, es decir, un método vinculado a la fuerza muscular con el control, la respiración y la relajación.

En pilates como bien dice la definición, se necesita el uso de la mente para controlar el cuerpo, pero siempre buscando un equilibrio entre ambos, y es acá en donde se realiza el puente con la treintañera, es justo en este punto, el por qué la mujer en cuestión, compra el paquete pilates y se siente identificada (incoscientemente con el mismo).

Convengamos que cada década tiene su encanto, por ejemplo a los 20 apostás por la revolución; es increíble como en esa década el espíritu revolucionario sale constantemente a flote por casi todo lo que nos rodea… y después, bueno, después llegan los 30, en donde antes de gritar “¡REVOLUCION!” con todas tus fuerzas, haces un análisis de los efectos de la misma, es decir, te preocupás en saber cuantos días va a durar la jodita, si esos días están incluidos en tus vacaciones, porque todo bien con la revolución, pero que no nos toquen las vacaciones porque se pudre todo… también querés saber quién participa y quién no de la revolución, de hecho hasta sos capaz de pedir un CV del revolucionario mayor, porque convengamos que hay cada pelotudo levantando banderas, que tampoco vamos a perder el tiempo… En fin, a los 30 todo pero todo pasa por la cabeza. Queremos, sentimos, pero amigos y amigas mías, siempre razonamos, porque hemos caminado tanto durante la década anterior… nos dejaron tantas veces de garpe, tantas veces a pata… tantas madrugadas de bondis hasta la manija, que hoy miramos la vida desde un lugar tan tan diferente… algunos borregos atrevidos nos llaman superadas… no mi amor, no somos superadas, simplemente fuimos superando que es muy distinto...

La realidad es que a los 30 todo pasa por la cabeza, como dije líneas anteriores, aprendimos que la fuerza es relativa y que todo está en nuestros deseos, necesidades y por sobretodo voluntad.
Amamos pilates, porque entendimos lo maravilloso que es movernos por nosotras mismas, por nuestra fuerza, la cual no nace de un día para el otro, sino que es un trabajo constante en donde el control lo tenemos en nuestra mente.

Y la definición sigue:

“…El método se centra en el desarrollo de los músculos internos para mantener el equilibrio corporal y dar estabilidad y firmeza a la columna vertebral.”

Porque a los 20 nos encargamos de sentir el mundo con una intensidad impensada, y a los 30 en cambio, nos interesa crear una estructura sólida, porque aprendimos que esa solidez es la que nos va a permitir luego de una ardua tarea, lograr un increíble pero firme bienestar.

3 comentarios:

  1. Nop, simplemente dejó de ser carne de cañon. Pasión no es igual a ansiedad sin objeto.

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  2. El primer comentario es típico de veinteañero/a.

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